lunes, 6 de mayo de 2013

BRIAN ENO: ARQUITECTO/JARDINERO (Manco Cápac vs. La Pampa Urbana)

Hace unos días se reinauguró la Plaza Manco Capac[1], “símbolo por antonomasia del populoso distrito de La Victoria y de los migrantes andinos que en el siglo pasado llegaron a la capital” (diario El Peruano). El alcalde del distrito, Sánchez Aizcorbe, es arquitecto. La inversión es de mas de 6 millones de soles. Las críticas al proyecto abundan.



Al mismo tiempo la Municipalidad Metropolitana de Lima propone afrontar el problema de La Parada (también en La Victoria) con la construcción del Parque del Migrante y la Plaza Chacalón[2]. Mas críticas aparecen desde diversos sectores.
La esposa del mítico cantante se opone porque no le gustaría “que se cambie su figura de hombre del pueblo”.[3] Los mayoristas organizan una marcha y presentan una maqueta de su proyecto[4], elaborado por un arquitecto inhabilitado en el CAP por falta de pago. La colorida propuesta presenta una tremenda diversidad de usos y tipos de edificio aglutinados en toda la manzana.

El debate alrededor de estos proyectos (posterior a su aparición pública, porque antes nunca discutimos) ha tocado varios temas importantes, como la ausencia de concursos arquitectónicos, los nombres que se asignan a los nuevos espacios, los montos de inversión y otros. Pero se ha hablado sobre todo de DISEÑO. A unos les gusta, a otros no. Todos tienen ideas de lo que debería y lo que no debería ser.

La Plaza Manco Cápac esta "hiperdiseñada", es mas o menos lo que se oye de un lado. A propósito, hace unos meses el Arquitecto Wiley Ludeña nos presentaba el concepto de “Pampa Urbana”, usando como ejemplo un parque sin nombre en Surco[5], que en su opinión es el mejor parque de Lima porque justamente no está diseñado como tal. A los 2 extremos, 2 formas radicalmente opuestas de afrontar el espacio público. Diseñar hasta el último detalle y llenar el espacio de pisos, muros, esculturas, luces y colores, o simplemente dejarlo libre para las personas.



¿Por qué queremos diseñar todo y tanto los arquitectos? ¿Hay otras formas de aproximarse al diseño? Hal Foster, profesor de arte y arqueología de la Universidad de Princeton, nos dice en su libro “Diseño y Delito”[6] que “una cosa parece clara: en el preciso momento en que se pensaba que el lazo consumista no podía estrecharse más en su lógica narcisista, lo hizo: el diseño es cómplice de un circuito casi perfecto de producción y consumo, sin mucho “margen de maniobra” para nada más”. Tanto así que podemos hablar de "el sujeto diseñado": “Hoy día uno no necesita ser asquerosamente rico para proyectarse no sólo como diseñador sino como diseñado, sea el producto en cuestión la casa de uno o su negocio, sus mejillas caídas (cirugía estética) o su personalidad retraída (drogas de diseño), su memoria histórica (museos de diseño) o su futuro ADN (niños de diseño).” 

Un polémico y profundo análisis sobre el marketing cultural y la arquitectura del espectáculo en un libro (¿contradictoriamente?) muy bien diseñado.


Mas respuestas podemos encontrar en el siempre genial Brian Eno, quien recientemente ha llevado su música generativa a un hospital inglés  con intenciones curativas (en el lobby proyecta "77 million painting"[7], y para los internos el disco "Quiet room for Montefiore"[8], con resultados hasta el momento bastante positivos (aunque algunos fans quieren internarse solo para escuchar el disco).

Eno dio en 2011 una conferencia titulada “El Jardin” en la Serpentine Marathon[9], que a continuación reproduzco por considerarla bastante aleccionadora respecto al tema tratado.


En la época en que comenzaba a grabar discos, comenzaba también el uso de los principios organizacionales en la música. Creo que la mayoría de la gente asume que la música es producida y creada de forma similar a los compositores sinfónicos, teniendo una idea completa en su cabeza, hasta el más mínimo detalle, de forma de escribirla y que otras personas puedan ejecutarla de la misma forma en la que uno imagina que trabaja un arquitecto, diseñando un edificio en todos sus detalles que luego será construido.

A mediados de los 1960’s se comenzó a considerar que no era del todo así. De hecho yo que comenzaba  entonces a hacer música, me di cuenta que lo estaba haciendo en esta ‘inusual’ nueva forma.

La música que oía por entonces, particularmente en relación a este punto, y por supuesto John Cage, y su uso de lo aleatorio y sus nuevos modos de tomar decisiones musicales –o no tomarlas-, lo que me fascinó de este tipo de música es que ellos realmente se alejaron de toda la forma anterior de componer, y es totalmente claro en estas piezas, que nunca se compuso teniendo en cuenta el resultado final en la cabeza al momento de comenzar, lo que el compositor tenía era una especie de menú, una especie de paquete con semillas, y una vez que estas semillas musicales se plantaban convirtiéndose en una pieza, esta se convertía en una serie de variaciones, tendiendo a diferentes versiones cada vez, para mí esto es realmente un nuevo paradigma componiendo, cambiando la idea del compositor como alguien situado a la cabeza de un proceso para convertirse en alguien situado en la base del proceso, que cuidadosamente planta semillas muy bien seleccionadas, y observa cómo se convierten en algo.

Ni la teoría del caos, ni la de la complejidad existían entonces, creo que ni siquiera teníamos la de las catástrofes, pero lo que si nos sucedió fue la cibernética, y me interesé profundamente en el trabajo de un científico llamado Sttaford Beer y de hecho nos hicimos amigos automáticamente, Sttaford estaba escribiendo un libro ‘The Brain of the firm’ relativo a los conceptos de la cibernética en los conceptos de administración y organización, el cual se publicaría en 1972-73, un libro muy interesante que esencialmente es esta idea de situarse en la base de la organización, con las cosas creciendo desde abajo, hasta convertirse en cosas con grados de complejidad.

Deben entender por qué esto nos resultaba sorprendente por entonces, es sorprendente por la misma razón que la teoría de la evolución es sorprendente para muchos estadounidenses, y es el concepto de algo inteligente resultante de algo simple, es muy difícil de comprender, no es del todo intuitivo, lo más chocante de la teoría de la evolución es la simpleza convirtiéndose en complejidad, lo que propone la teoría organizacional es eso, son las cosas simples organizándose de este nuevo modo, y hay una frase en el libro que creo que aún recuerdo, en vez de intentar organizar en la totalidad de los detalles, organizas solo algunos, entonces comienza la dinámica del sistema que te lleva en la dirección en la cual quieres ir, y esto se convirtió para mi en una suerte de moto, sobre como deseo que sea una composición.

Hacia el final de los 1970’s, de una forma u otra me interesé por una única actividad y esta fue la ‘serie surreal’ desarrollada por el matemático John Conway, me encantaría ahondar en ello, pero no dispongo de tiempo, por lo que puedo dar solo una pequeña sinopsis respecto de lo que se trata, creo que para la ciencia tiene un impacto similar al que tuvo Duchamp para el arte, es una idea muy simple desde la cual todo es diferente ahora, la vida es un juego matemático muy simple, el cual es totalmente determinista, tu sabes exactamente la fuentes de alimentación, tu sabes exactamente las reglas, las cuales son reglas muy simples, y sin embargo, los resultados son extremadamente impredecibles, algunas veces extremadamente aburridos, alunas veces increíblemente elaborados y bellos, pero por sobre todo, son impredecibles. Con lo que tu intuición se vuelve muy activa.

Y realmente comencé a pensar que la ciencia va de esto, de organizar de un modo diferente, necesitamos pensar en cómo las cosas se desarrollarán con una serie de nuevos paradigmas, intentaré explicar esto, de forma de conectarlo con el tema de hoy (el jardín), hablando respecto de la diferencia entre un jardinero y un arquitecto.

Un arquitecto –al menos en el sentido tradicional- es alguien quien tiene un concepto “en detalle” sobre el resultado final en su cabeza, su objetivo es controlar la naturaleza, todo lo que queda fuera de su edificio es un sujeto que debe mantenerse bajo control, un jardinero realmente no trabaja así; En realidad el jardinero niega por completo el control del ser humano sobre la naturaleza, y creo que hoy somos muchos en esta línea, que lo que hacemos es trabajar en colaboración con el complejo e impredecible proceso de la naturaleza, intentando insertar en ella algunas fuentes de alimentación, que nos guíen en la dirección en la que queremos ir, usando la propia dinámica del sistema para ir donde queremos ir.

Mi sensación es que el concepto organizacional se ha ido desplazando por los últimos 40 o 50 años en esta secuencia ciencia, cibernética, caos etc., son realmente todas formas de desviarnos de esta idea de que debemos comenzar pensando desde el control desde la base en vez de sobre como las cosas deberían ser hechas, realmente deberíamos olvidarnos de la idea de diseño inteligente, que es la teoría de la organización jerárquica desde la cabeza hacia la base. Realmente debemos dejar de pensar de ese modo y comenzar comprendiendo que la complejidad genera nuevas formas e inteligencias variadas.

Mi respuesta, como artista es comenzar a pensar mi trabajo como una forma de jardinería, unos veinte años atrás pensé en esta idea, el termino de ‘música generativa’  (música generadora) el cual es un término general que use, donde la idea central es que hacemos música en el mismo modo en que se hace un jardín, cuidadosamente seleccionando semillas, sembrándolas cuidadosamente y entonces, permitiéndoles tener vida propia, y la vida no es necesariamente lo que tu pensabas para ellas, y trabajo así, no obsesivamente pendiente en como las cosas se verán, o sonarán, sino mas bien deliberadamente me sitúo como alguien de la audiencia, de forma de verme sorprendido por ellas también.

Esto, lo que realmente significa es replantearse la propia posición como creador, si comienzas pensando en ti mismo como quien controla la audiencia o si es la audiencia, toda esa gente disfrutando de un jardín juntos –incluido el jardinero- es quizás algo similar a la diferencia entre el orden y el desorden, que es en realidad, la diferencia en el propio entendimiento de lo que el orden debe ser, y otra forma es la re comprensión respecto de la propia posición en el control del espectro que lo rodea.

Pero es que hay otro talento que poseemos, la capacidad de renuncia y de cooperación, ser capaz de renunciar es ser capaz de reconocer cuando parar de intentar controlar, y reconocer cuando ir con las cosas, y esa es una habilidad que realmente necesitaríamos re-aprender, el concepto de que el éxito reside en el control, nos hace prestar demasiada atención a esa habilidad, estamos tan acostumbrados a dignificar a quienes controlan que nos olvidamos de dignificar a quienes renuncian, y quizás esa sea la razón por la cual la gente continúa yendo a la iglesia y a las galerías de arte, lo que nuestro cerebro busca en estas experiencias es ser capturado, elevado, o cualquier modo de trascendencia.

Y creo que encontramos estas experiencias en al menos cuatro áreas: Religión, Sexo, Arte y Drogas, e intento colocarlas todas bajo el paraguas de la renuncia, y es interesante que si se mira a las diferentes culturas del mundo, estos sujetos son totalmente dignificados o son totalmente un tabú, en diferentes combinaciones según diferentes culturas, como por ejemplo en la India, se mezcla el sexo con la religión, otras mezclan droga y religión, pero no conozco ninguna que combine las cuatro, (si alguno la conoce que por favor me diga dónde), pero básicamente todas ellas son experimentos que intentan recordarnos que el talento, la habilidad que poseemos para controlar, debe ser equilibrada por la habilidad para renunciar, así, mi sensación del arte como hacer un jardín, es aceptar el rol de jardinero en igualdad de dignidad que el rol del arquitecto. Como en este fantástico pabellón

(El Pabellón Serpentine 2011[10] en Kensington Gardens fue diseñado por el arquitecto Peter Zumthor, en colaboración con el jardinero Piet Outdolf, quienes bajo el concepto de “hortus conclusus” construyeron una estructura de hormigón que encierra un jardín. Una arquitectura que crea un espacio íntimo para la permanencia reflexiva contemplando a la naturaleza y a las personas liberadas y desconectadas del ruido y movimiento exteriores)


Ideas próximas a las planteadas por Eno en esta conferencia y a lo largo de su trabajo, podemos encontrar en arquitectos como el suizo Bernard Tschumi, quien con su teoría del espacio-evento nos dice que “no hay que condicionar el diseño, sino diseñar las condiciones para que un evento suceda”, ideas que podemos ver aplicadas en su proyecto para el parque la Villete en Paris (1982).

O en el holandés N.John Habraken, quien en su libro “Soportes, una alternativa al alojamiento de masas” (1975), propone “separar conceptualmente en los edificios de vivienda lo que es inamovible, estructural y colectivo -los soportes- de todo aquello que permite la flexibilidad de la distribución interior y la participación de los usuarios”; y en “La estructura de lo ordinario. Forma y control en el entorno construido” nos dice que “al crecer y cambiar a través del tiempo, el entorno construido parece ser un organismo más que un artefacto”.

Y en Lima, en la mayoría de espacios de la ciudad popular, o en Conjuntos Habitacionales como Previ, que ha sido completamente trasformado por sus habitantes gracias a que las viviendas se plantearon como procesos abiertos y no como objetos acabados.

Controlar y renunciar. Arquitecto y jardinero. El arte como hacer un jardín. Lima como reto.



1 comentario:

  1. Me gustó mucho, la arquitectura como una suma de interacciones y procesos orgánicos, como la vida misma. Controlar y renunciar; intervenir, plantar una semilla y dejarla crecer; la lluvia, el viento, los gusanos en la tierra, las abejas en las flores, el ecosistema que se crea a partir de una sola intervención desarrolla su propia belleza, como un jardín, como el mejor parque que no es parque, como la pampa urbana. Y otra vez, como la vida misma.

    ResponderEliminar